Tan antiguo como la misma humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las acciones concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos los pueblos, sociedades o culturas encuentran prescripciones y prohibiciones que definen su moral. Ahora bien, junto al nacimiento de la Filosofía apareció otro tipo de interés (surgimiento de la Ética), el de reflexionar sobre las normas o códigos ya existentes, comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados niveles de interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy, respectivamente, por moral y ética.
Los códigos morales se caracterizan por tener una base social, es decir, ésta se aprende a través de la transmisión de pautas de comportamiento que se transmiten de generación en generación, sin embargo están los códigos morales que no pueden permanecer sin cambios, el hombre con el tiempo y de acuerdo a sus necesidades los va a modificar, además estos son distintos en cada país o sociedad.
El constante desarrollo social, científico y tecnológico, así como las nuevas problemáticas sociales y profesionales, obligan a las diferentes organizaciones sociales que existen en el mundo a elaborar nuevos códigos sociales, a mantenerlos en renovación y hacerlos más específicos en las relaciones que van a regir buscando con ello servir humanamente al hombre.
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